jueves, 17 de diciembre de 2009

Reflexiones sobre un día cualquiera en fin de año


Hoy creo que es 16 de Diciembre del año 2009; no es que piense que este año haya sido del todo malo y desastroso, pero, siempre que llega el último mes del año nos dedicamos a pensar seriamente en lo que nos ha sucedido los últimos once meses, y al final, después de largas reflexiones plagadas de excusas y mentiras baratas para justificar lo que no nos ha agradado, siempre decimos que fue un muy buen año en el que aprendimos muchas cosas, donde nos superamos a nosotros mismos, logramos nuestros objetivos y pare usted de contar una gran cantidad de sin sentidos… tanta gente que nos miente como para que nosotros vengamos a hacernos lo mismo. En ocasiones me pregunto porque pasamos la mayor parte del año estresados, molestos, peleando con quien se nos cruza, quejándonos del trabajo, de la universidad, de la familia, de los amigos, del novio, (en realidad nos quejamos de absolutamente todo) y para cuando termina el año decir que fue excelente.

Sinceramente he concluido que para poder resistir a cada uno de nuestros días nos encanta hallarnos en tres mundos paralelos; el primero de ellos es el mundo real, que a pesar de ser el verdadero es casi surrealista, en donde todo es como lo dicen en las noticias o peor y donde cuando al fin llegas a tu casa esperando que todo mejore te encuentras con que no hay agua, ni señal de internet, todo está sucio, los vecinos tienen música horrenda a todo volumen y nadie te ha mandado ni un mísero mensajito de texto para decirte al menos “hola”; entonces de pronto todo parece una película extremadamente dramática donde el protagonista eres tú, y ni se te ocurra preguntarte si las cosas pueden ir peor, porque es probable que si puedan y a lo mejor comience a llover o algo muy cerca de ti se incendie.

El segundo mundo paralelo al que solemos escaparnos cuando el real sobrepasa nuestro nivel de tolerancia me gusta llamarle “mundo ingenuo” y sabes que acabas de entrar en él cuando al final del día mientras analizas todo lo que te ha pasado comienzas a encontrar las excusas perfectas a cada una de las cosas; es donde te fuerzas a utilizar tu lado más ingenuo, comienzas a volverte misericordioso y a ver “el lado bueno” de lo sucedido, donde tu profesor es un bestia por haberte puesto tan poca nota en el examen, pero él es así porque tiene mucho trabajo y además tu no habías estudiado lo suficiente… no hay agua, pero es que la están racionando y a ti se te olvido tomar precauciones, donde como no hay señal de internet piensas que es mejor dejar de estar tanto tiempo frente al computador porque ya se te está convirtiendo en un vicio, y donde sin saber ni cómo ni porque comienzas a cantar la canción que te esta taladrando los oídos y que hasta hace un momento te parecía insoportable, pero ahora decides no llamar a tus detestables vecinos para mandarlos derechito a la mierda porque recuerdas que uno de ellos está de cumpleaños y además “solo será por un rato”; es en ese preciso instante en donde tomas el teléfono celular y le mandas un mensaje a tu novio, que no ha tenido el detalle de mandarte ni uno solo en todo el día para al menos saber cómo te encuentras y después de escribirle sabes que lo más probable es que no te conteste porque en realidad le da flojera escribir un mensaje (pero tampoco te llama) y si le llamas tu, se molesta porque estaba “ocupadísimo” (cuando en realidad sabes que estaba viendo televisión), entonces te reclama tu acoso y falta de comprensión hacia su persona y te sientes tan culpable que se te ocurre pedirle disculpas… todo esto porque en el mundo ingenuo nos encanta echarnos la culpa de todo (con lo fácil que es culpar a los demás), y de pronto te ves sumergido en un libro de autoayuda donde todo es tu culpa por pensar negativamente.

El tercer y último mundo lo conseguiremos girando en la segunda estrella a la derecha y volando hacia el amanecer, yo lo llamo “el país de nunca jamás” y una vez allí decidimos tomarnos todo con calma y ser felices, tanto que burlarte del cabello color verde de tu profesor (ese con el parche en el ojo y la pata de palo) es solo una de las tareas del día, el calentamiento global hace que te den ganas de irte a la playa, puedes bañarte con el aire de colores que sale cuando giras el grifo de la ducha y si no te bañas no pasa nada, porque no hay nada mejor que andar sucio… una caja puede convertirse fácilmente en un cohete espacial interestelar que es mil veces mejor que el internet, pues con él puedes entrar por la ventana a la fiesta de cumpleaños de tu vecino para bailar en el aire divinamente gracias al polvo de las hadas y con el chico mas apuesto que allí te encuentres porque no tienes novio ni nada que te lo impida; comes y bebes tanto (sobre todo bebes) que comienzan a aparecer gatos rayados de color morado, flores que cantan y la reina de corazones con su ejército de barajas… este sin duda es el mundo favorito de muchos de nosotros.

Si multiplicamos un día en el mundo real por trescientos sesenta y cinco (1x365) obtendríamos un año muy gris, patético, deprimente y probablemente estaríamos a punto de suicidio, o peor, de volvernos obesos, por eso no me extraña la existencia de estos mundos paralelos...

Es cierto que no todo va tan mal durante el año, hay días lindos, solo que el día de tu cumpleaños nunca será uno de ellos y menos si ya estas a punto de pasar a la senectud (gracias a dios me quedan ocho años y un poquito más para cumplir treinta). Y como dice la canción: “me dejo una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra…” A mí me dejo un buen promedio en la universidad a pesar de todo y unos muy buenos profesores, un nuevo mejor amigo, y una bonita familia un poquito más grande (todo esto para que no parezca que soy tan fatalista y negativo).

Adiós 2009 (no te extrañare) ¡HOLA 2010! (mas te vale ser mejor que el anterior)

Canción recomendada: Side - Travis

Película recomendada: Saved! - Brian Dannelly - 2004